Elegir la iluminación correcta es muy importante. Será fría o cálida según el ambiente en el que nos encontremos. Una misma luz blanca puede ser distinta según la situación. Y eso se debe a la temperatura de color que se puede definir cómo la percepción o sensación del ojo humano cuando ve la luz. En la cálida predomina el color ámbar y en la fría el azul.
La temperatura de color se expresa en kelvin. A menos grados el color es más cálido y a más será frío. Para hacernos una idea, algunos ejemplos aproximados son:
– 1700 K: luz de una cerilla
– 1850 K: luz de vela
– 2700-3300 K: luz incandescente (iluminación doméstica convencional)
– 5000 K: luz fluorescente
– 5500-6000 K: luz de día, flash electrónico
– 5780 K: temperatura de color de la luz del sol pura
– 6500 K: luz de día nublado
– 6500-10500 K: pantalla de televisión (LCD o CRT)
Lo más importante es contar con una iluminación adecuada para cada actividad que realizamos. Es decir, en el trabajo se debe conseguir una temperatura baja para que sea más beneficiosa para los ojos y favorezca al rendimiento y concentración. En el ámbito doméstico se suelen elegir lámparas con grados kelvin más bajos para generan una sensación más cálida y confortable. Pero ya cambia para los locales comerciales o sitios en donde se necesite forzar más la vista. En esos casos la luz estará a mayor grados.
Pincha aquí si quieres saber más sobre cómo conseguir el ambiente ideal con lámparas LED.
La temperatura de color: cómo conseguir el ambiente ideal con lámparas LED
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